Vidas de papel (fragmento)

A la hora en que los murmullos estivales se apagan como el eco de una canción antigua y lejana y los grillos atacan el primer movimiento de su sinfonía nocturna, el patio se transformaba en un templo pagano. Era cuestión de dejarse llevar por la modorra del atardecer y su paleta multicolor, justo antes de que el negro de la noche lo consumiera todo. Entonces, en la hora mágica, los contornos que durante el día eran el telón de fondo de nuestras actividades cotidianas perfilaban un rostro distinto. Como en un viejo ritual en que la luna naciente oficiaba de sacerdotisa, todo cobraba vida. Bajo su luz espectral, sangre blanquecina derramada sobre la piedra laja, el mundo recobraba su primigenio rostro. Yo me dejaba mecer, entre el rumor de azahares y la cálida brisa veraniega, hacia el altar de la noche.
Y escuchaba: los naranjos, que durante el día eran dos ancianos esmirriados y parcos, se soltaban y comenzaban una discusión empezada años atrás. Las naranjas, alegres y vivarachas, danzaban un vals del siglo XIX al compás de la leve brisa. Los ibiscos, guardianes del muro lindero, establecian estrategias para reforzar el perímetro y defender sus posiciones. La pitanga era la alegre y sencilla muchacha, que cautivaba a todos por su simple belleza, pero a la que nadie se animaba a cortejar. Los rosales, a quienes la viudez había apagado sus colores, rezaban una novena y comentaban los sucesos del día, con apagada voz. Más allá, la vieja parra acomodaba su techo y se extendía por los alambres, cada día un poquito más. Las uvas caían !plac! sobre el rugoso piso de baldosas y ya me imaginaba que al día siguiente me tocaría recogerlas como heridos en batalla, junto a las hojas muertas.
Luego la noche extendía su reinado y a mí corta edad, no me era permitido entrar en sus dominios. Mí madre, que custodiaba mí infancia, gritaba desde dentro de la casa: !Martín! y sabía que la magia había terminado. Al menos, hasta la tarde siguiente.

Comentarios

  1. Tal vez la exhuberancia de imágenes sea parte del frondoso recuerdo q las motiva...
    Muy conmovedor en su autenticidad!! Me gusta!!
    Q bueno leerte!!

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