Ningún perro ladró


- Callá a ese perro por el amor de dios!- suplicó la vieja- Me destroza los nervios oirlo aullar así
Descorrió la cortina un poco y miró a traves del vidrio mugriento y empañado. Entrecerró los ojos haciendo un ezfuerzo por ver, totalmente inútil. La noche cerrada y la niebla tornaban imposible ver más alla de la ventana y transformaban el paisaje circundante en un escenario espectral. La vieja llevo su mano al crucifijo que pendía del cuello, como quien acude a un amuleto para espantar la desgracia y susurro:
- Más parece un alma en pena que una criatura del Señor...
El viejo la escuchaba pero no la veía. Sumergido en sus pensamientos, miraba a la nada mientras cebaba lentamente un mate lavado. Cuando había comenzado el invierno? No lo podía recordar con precisión. Pero podía jurar que llevaba mucho tiempo encerrado en el rancho, cercado por el frio y la niebla. Había intentado recordar el último día de sol, para lo cual tenia que hacer un esfuerzo mental que lo dejaba agotado. Como si debiera pasar de una habitación a otra de la memoria, pero la puerta que separa esos recuerdos estuviese trabada. Esa puerta era el recuerdo que le faltaba, el inicio del invierno. Y le urgía saber cuando había comenzado, porque necesitaba saber cuando terminaría . Si no terminaba con el antes.
- Hace algo con ese perro, viejo!-insistió la vieja- O te vas a quedar sentado ahí para siempre?
El viejo la miró, rota la telaraña de los pensamientos
- Decile al Nelson que lo calle. Al fin y al cabo el perro es de el - respondió con desgano.
- Ja no ves que estás loco? - estallo la vieja - El Nelson se fue viejo, se fue!
- Cómo que se fue? Cuando?
- Vos lo echaste!Vos echaste a mi Nelson! - la vieja rompió en llanto - Y preguntas como y cuando? No te basto con echarlo de la casa sino que te burlas de mi. Ay dios bendito, cuanto sufrimiento más me espera a tu lado?
El viejo la miraba extrañado. Como en una película muda, sólo podía verla alzando los brazos al cielo, con la cara desfigurada por el dolor. Pero no podía escucharla. Era una marioneta movida por misteriosos hilos que estaban más allá de su comprensión.
Pensó en el Nelson y por que la vieja repetía que el lo había echado de la casa. Cuándo fue eso? Es cierto que hacía días no lo veía, ahora que lo pensaba. Pero no era la primera vez que el Nelson se ausentaba por algún tiempo. Ya fuera por una changa en alguna estancia vecina. O alguna borrachera en el quilombo del pueblo, quizás con una breve estadía en el calabozo si la noche se picaba. Pero ahora, en pleno julio, el laburo escaseaba. Y sin dinero, tampoco había visitas al quilombo. Entonces, podía ser cierto lo que decía la vieja? Y si así fuera, por qué lo habría hecho? Tenían sus diferencias, claro. El muchacho siempre fue muy apegado a la madre a la que, aún a sus veinte años, seguía llamando «mamita». Al viejo eso no le gustaba nada. Decía que lo veía muy blandito, que tenia que hacerse hombre. Y con tantos cuidados que le prodigaba la madre, lo estaba volviendo un flojo. Decía:
- Tamaño muchachote y todavía le dice «mamita». Y usted vieja tiene la culpa, siempre lo malcrió. Lo está malogrando.
La vieja se concentraba aún mas en el tejido y permanecía impávida, como quien oye llover.
- Este muchacho lo que necesita es alguien que lo enderece, no que le siga todas las bobadas. - rezongaba.
Ante la falta de respuesta, el viejo se ponía cada vez más violento. Era un torrente de fuego que le subía desde el estómago hasta el corazón, le secaba la boca y le nublaba la vista.
- A ver si todavía no le sale maricón, el «nene» ja. -escupía su furia, directo al corazón de la vieja- O termina como el menor de los Sequeira...
Y la vieja sentía la puñalada. Era una hoja filosa que desgarraba su pecho, buscándole el corazón. Sentía desangrarse lento mientras el viejo la miraba insidiosamente, consciente de haber dado en el blanco.
- No, como el Manuel...no...Cruz diablo...-y se persignaba una y mil veces, mientras sus ojos se salaban y humedecían.
Pero eso fue antes del infarto. El viejo estaba solo ese día, ya que era época de cosecha y el Nelson había agarrado una changa para recoger naranjas en lo de los Sierra. La vieja había ido a llevar unos tejidos al pueblo,así que el viejo aprovechó para reparar el techo que hacia tiempo tenia una gotera persistente. Estaba terminando el trabajo, cuando sintió una punzada que, comenzando en el brazo, subía como un cuchillo y se clavaba en el pecho.
- Ay...la puta...-alcanzó a exclamar, antes de derrumbarse mientras su cuerpo caía al vacío. Lo encontró la vieja, tirado boca abajo sobre el pasto. Increíblemente vivía aun. La vieja salió disparada a lo del negro Gómez, el vecino más cercano, quien lo cargo en su chata y salio arando hacia el hospital. El viejo llegó medio muerto, tambaleando en la frontera que lo separaba de la muerte, pero gracias a los buenos oficios del médico, logró sobrevivir. Entiéndase: sobrevivió, pero algunas heridas quedaron abiertas. Una, por ejemplo, la renguera de su pierna izquierda, que le hacía imposible mantenerse en pie sin la ayuda de un bastón. También lo jubiló de ciertos menesteres de la casa a los que ya no podía responder. Otra herida, quizá la más dolorosa, fue una recurrente migraña, una lluvia de clavos en la cabeza que lo hacía retorcer de dolor cuando aparecía. Lograba paliar los dolores con unas pastillas que le dio el doctor. Pero como todo en la vida, cuando uno arregla algo otra cosa se rompe. Así fue que, a la par que la migraña se iba mitigando en su intensidad y espaciando en su frecuencia, comenzaban los pequeños olvidos. El mate que dejaba allí, al darse vuelta se preguntaba donde lo habría dejado. O alguna vez, salir al camino y no saber hacia donde iba. Pequeños detalles para él, que causaban preocupación en la vieja y el Nelson. Muchas veces dejaba flotando una frase en el aire, sin remate, pues se había olvidado de que estaba hablando. Con el correr del tiempo, inútil ya para cualquier tarea que quisiera emprender, se limitaba a sentarse junto a la cocina y matear por horas y horas, comiendo alguna galleta ocasionalmente. Ya cercado por su desmemoria y el físico maltrecho, navegaba sin prisa por los desordenados pensamientos que su mente le sugería de acuerdo a un caprichoso temario. La vieja, resignada ya frente al nuevo panorama, se limitaba a prodigarle los cuidados necesarios, sin esperanza de que pudiera recobrar al hombre que había conocido hasta hace unos meses. Cada día lo veía alejarse un poco más, como quien observa un bote desde la orilla que se adentra en el rio hasta perderse de vista.
Pero ahora el viejo no podía dejar de pensar. Por primera vez en mucho tiempo, su mente se imponía sobre la mecanicidad del desorden e intentaba alumbrar aquello que no comprendía. En un esfuerzo sobrehumano, el viejo buceaba en los recuerdos, papeles al viento en su cabeza, los rescataba e intentaba darles un orden que tuviera sentido. Una vez que los tuvo asegurados, se concentró en ese espacio en blanco que brillaba por la ausencia. Ese recuerdo era una cuña en su memoria que le impedía entender el significado de las palabras de la vieja. Le iba la vida en ello. Próximo a desfallecer, tuvo una visión. Le bastó sólo un segundo, como quien fugazmente reconoce una cara conocida que pasa junto a nosotros en la acera, para entenderlo todo. Y ese espacio vacío se llenó de formas y colores que se organizaron para darle la imagen que le faltaba: una noche de junio, el parpadeo de unas velas, el cajón en la sala. Y el Nelson que llegaba borracho y le recriminaba violentamente. Usted la mató viejo! Usted la mató! Y el, con los ojos abiertos de par en par, inmóvil al lado de la cocina, viendo como el negro lo sujetaba al Nelson y lo sacaba de la casa.
La escena se oscureció. Gruesas gotas rodaban por su cara. Luego cerró los ojos y en un suspiro, entró en la noche.
Afuera, la tierra reverberaba bajo el pesado sol del mediodía. Ningún perro ladró.

Comentarios

  1. Muy buena narrativa. Me gustó, sobre todo, el estilo envolvente en que uno se sumerge durante la lectura. Utiliza muy buenos recursos narrativos (por ej ... "buceaba en los recuerdos, papeles al viento en su cabeza, los rescataba e intentaba darles un orden...") que permiten seguir la narración sin intereferencias de ningún tipo. No se quién es el autor pero puedo decir que escribe muy bien! (Estoy muy lejos de ser un crítico literario. Espero se entiendan mis comentarios!)

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    1. Gracias Carlos! Me gustan (y las necesito) las críticas bien fundadas, es decir, con un argumento de por qué gusta o no determinado texto. Eso me ayuda a mejorar y me alienta a seguir. Abrazo!

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