Andén

Todo me huele a muerte.
En esa sombra que entra en la casa
y crece a mis espaldas.
En ese hombre que otea el cielo,
buscando no se que rastro de esperanza.
En esa gente que revuelve
los restos del naufragio,
buscando un signo que los salve
de tanta duda.
En esa campana que tañe,
como un grito lastimero e inútil,
mientras el silencio avanza.
Ya no hablamos
solo nuestras manos se entienden.
El cielo va tomando el color
de mi alma .
Quizas llueva y me limpie.
Quizas llore y me sane.

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