Preguntas VI

Recuerdo

la cadencia de tus labios,

las extrañas formas 

que tomaba tu pelo

sobre la almohada

y la vez

que dijiste:

- No.


Y la cancel se cerró.

Fue el día que nevó en la ciudad

y los lobos tomaron

las calles.

Cada sombra era una trampa

y los pájaros chocaban

contra las ventanas.

Mí cabeza era un parlante

y yo,

un monje desterrado

que repetía su mantra

a los desprevenidos

transeúntes:

- Usted

la vió?


La poesía

es, también,

una pregunta

dolorosa.

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