Ellos
Ellos no conocen la materia oscura del dolor. Reciben, tan solo, sus golpes. Ellos no saben (qué van a saber) lo que es deshilacharse, rasgar la carne, parir un hijo; dar amor como quien da la vida. Ellos no sangran (lava subterránea que brota, inexorable, de un tajo abierto en el tiempo y que nunca, jamás, se cierra) Ellos van por ahí contando sus penas, como monedas sucias, gastadas, fuera de circulación. El miedo los vence. Y cuando la luz se ausenta, a escondidas lloran; y se marchitan y envejecen solos, siempre solos.